Ventilación, eficiencia y confort no están reñidos
¡Abre las ventanas que hay que ventilar!
Recuerdo como cada mañana mi madre me insistía en dejar las ventanas abiertas de par en par por la mañana para ventilar. Así se ha hecho toda la vida en invierno, se ventila durante unos minutos y luego no se vuelven a abrir las ventanas hasta la mañana siguiente. No obstante, la vivienda sigue ventilándose sola, ya que la mayoría de edificios construidos cuentan con un alto nivel de infiltraciones. Entradas de aire no deseadas a través de las fachadas, ventanas, etc.

¿Y qué pasa si la calidad del aire exterior es peor que la interior? A día de hoy en las ciudades existen altos niveles de contaminación provocados principalmente por el tráfico de vehículos, algo que nos hace dudar si debemos abrir o no las ventanas.
¿Y qué pasa si no ventilamos? Son varios los problemas o patologías que pueden surgir, pero los más importantes son, por un lado, la mala calidad del aire que respiramos debido a la acumulación de CO2 en el ambiente, y por otro los problemas derivados de la acumulación de humedad, que generan patologías en los edificios debido a las condensaciones superficiales y aparición de moho. En próximos artículos hablaremos sobre este tema.

Los técnicos redactores del Código Técnico de la Edificación en el año 2006, ya se dieron cuenta de este problema e incluyeron en el Documento Básico HS3 (que sigue en vigor en la actualidad), la exigencia de garantizar unos caudales mínimos de ventilación. De este modo, ya no haría falta ni abrir las ventanas por las mañanas, porque el sistema debe estar en funcionamiento 24h.


Estos caudales de ventilación se consiguen instalando extractores mecánicos (ventiladores) en baños y cocinas, y aberturas de admisión en estancias habitables como dormitorios o salones. Estas aberturas de ventilación se suelen instalar en los cajones de persiana. Se tratan de “agujeros” en la envolvente del edificio para que entre aire fresco.
Además, la normativa actual no regula el nivel de infiltraciones, así que el aire exterior entra por los orificios de admisión y por todas aquellas grietas, encuentros de ventanas, puntos singulares no estancos que hacen que el caudal real de ventilación sea mucho mayor.

Por otro lado, el Documento Básico de Ahorro de Energía HE, que fue actualizado en 2013, exige unos niveles de aislamiento térmico cada vez mayores para cumplir con los requisitos de demanda energética, emisiones, etc.
Entonces ¿Me estás diciendo que la normativa nos exige aumentar el nivel de aislamiento térmico, pero a la vez dejar agujeros en la envolvente para introducir aire frio y ventilar?
¡Efectivamente! Se trata de una incongruencia entre los documentos del CTE que todavía se encuentra sin resolver y de la cual los profesionales del sector nos hemos quejado mucho en los últimos años.
No obstante, existen soluciones para evitar esos orificios, las corrientes de aire que producen y mejorar considerablemente la eficiencia energética y la calidad del aire de la vivienda. Se trata de los sistemas de ventilación de doble flujo con recuperación de calor.

El funcionamiento es muy sencillo. Consiste en hacer pasar el aire caliente de extracción de la vivienda por un sistema intercambiador que transfiere la energía al aire fresco exterior. De este modo conseguimos que el aire exterior se introduzca en la vivienda templado y necesitemos muy poca energía para elevarlo hasta la temperatura ambiente. Además, el recuperador cuenta con un sistema de filtros que eliminan partículas nocivas, haciendo ese aire más saludable.

Para que este sistema funcione correctamente necesitamos controlar el nivel de infiltraciones de aire, de nada sirve un recuperador de calor si no tenemos una envolvente hermética.
Para ello es necesario cuidar mucho la ejecución de los edificios, los encuentros entre cerramientos, la colocación de carpinterías, los orificios de instalaciones, etc. En el mercado existen multitud de soluciones para controlar este tema.

Una vez ejecutada la envolvente es fundamental realizar la prueba de hermeticidad o Blower Door test, que nos facilita la tasa de estanqueidad n50, valor que nos sirve para evaluar el nivel de estanqueidad de la envolvente. Para que el sistema de ventilación con recuperación de calor funcione, este valor debe estar por debajo de 1 ren/h a 50 Pa, mejor si es menor de 0,60, el límite exigido por el estándar Passivhaus.
En Bau Passivhaus realizamos esta prueba tanto en las obras nuevas que construimos como en viviendas existentes que quieren mejorar en eficiencia energética y reducir su nivel de infiltraciones de aire, como parte de nuestro catálogo de servicios.

Como conclusión, esperamos que la normativa se adapte en los próximos años y que la relación entre los documentos del CTE sea más lógica.
Mientras tanto, desde BAU Passivhaus nos dedicamos la construcción de casas pasivas, todas ellas con un nivel de hermeticidad al aire muy elevado y sistemas de ventilación con recuperación de calor, así como otros elementos que hacen que consigan la más alta calificación en eficiencia energética, la certificación Passivhaus y un alto nivel de confort.
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